¿En qué momento pasamos de buscar la excelencia a ser perfeccionistas? ¿Cómo es que cruzamos la delgada línea para dejarnos atrapar en una carrera sin final? ¿De qué manera el compararnos con las demás personas hace que pensemos que nada de lo que hacemos es suficiente?
¡Perfeccionismo! Una palabra amada y odiada a la vez. Quienes padecen de “perfeccionismo crónico” quizás no se dan cuenta que lo tienen, pero ten por seguro que quienes están alrededor sí lo notan porque el perfeccionismo hace que no sólo te asfixies sino que también quites el oxígeno y la vitalidad de los demás.
En ocasiones, este perfeccionismo se enmascara detrás de “buscar la excelencia” o “realizar las tareas de manera excelente” subiendo cada vez más el estándar hasta hacerlo inalcanzable.
¿Cómo distinguir entonces si estás siendo perfeccionista o estás buscando la excelencia? La respuesta fácil sería: conócete a ti misma, tus expectativas, anhelos, capacidades y limitaciones. Pero que la respuesta sea fácil, no quiere decir que sea sencillo de llevar a la práctica, porque de hecho, muchas veces, no lo es.
A continuación te comparto un consejo que se encuentra en la página 131 de mi libro “¡Chau desorden! Claves para superarlo desde adentro hacia afuera”:
Hábito 15: Sé excelente, no perfeccionista.
No busques la perfección, ya que nunca la encontrarás, siempre te faltará algo, busca la excelencia. Hacer lo mejor que puedas, y hacerlo con excelencia va más allá del resultado que obtengas, porque lo hiciste de la mejor manera que encontraste y eso te saca de la zona de confort en la que muchas veces podemos quedar presas si buscamos la perfección. Dice el dicho que mencioné varias veces: “mejor hecho que perfecto”, y creo que también aplica a este hábito particular. Siempre que quieras empezar algo, encontrarás diez excusas para no hacerlo, sin embargo, si perseveras, y aunque no te salga del todo bien, si lo haces con excelencia, poco a poco lograrás ver los resultados de tu esfuerzo y eso te motivará a seguir adelante.
A la hora de iniciar y sostener nuevos hábitos, la mentalidad es ¡clave!. No puedes intentar lograr objetivos nuevos con la mentalidad que te trajo hasta donde te encuentras hoy. Necesitarás un cambio que te impulse a salir de tu zona de confort y a mantenerte en carrera.
Hay una actitud que es fundamental para mantenerse enfocada y es la ¡gratitud!. Sea poco o sea mucho lo que vas logrando, ¡AGRADECE!. Cada momento y cada oportunidad que tengas aprovecha para frenar dos minutos, elevar la vista y dar gracias porque sin dudas te estás esforzando más allá de los resultados.
Hace tiempo que estoy en el mismo proceso. De hecho, este año tenía pensadas muchas actividades, eventos, trabajo etc para realizar con este proyecto llamado “Colegas Del Orden”, sin embargo, nuestro año empezó muy cargado de emociones, con situaciones nuevas que merecían mi atención completa, por eso decidí ir a mi ritmo pero sobre todo, ¡estar bien con ello!.
A veces ir al ritmo propio puede desalentarnos, porque los demás avanzan y una misma puede sentirse estancada al compararse. Sin embargo, el hecho de que somos personas únicas e irrepetibles hace que cada proceso que vivamos también sea único por lo que deberíamos concedernos ese espacio de vivirlo como tal.
He aquí algunas preguntas para considerar:
- ¿Te estás comparando con otras personas?
- ¿Practicas a menudo la gratitud?
- ¿Eres consciente de tu potencial?
- ¿Ponderas tu éxito por los resultados obtenidos más allá que por tu esfuerzo realizado?
- ¿Tomas tiempo para descansar con frecuencia?
- ¿Te abruman las cuestiones pendientes?
- ¿Crees que si una tarea no es realizada por ti misma, no quedará bien?
A través de estas preguntas mi interés es ayudarte a comprender si estás siendo perfeccionista o si estás buscando la excelencia en tu día a día más allá de los resultados obtenidos.
Desde aquí te habla una perfeccionista en recuperación, que tiene sus momentos de altibajos pero que sobre todo intenta cuidar su salud mental porque comprende que es “la temperatura de su hogar” y que es mejor realizar las tareas con optimismo, gratitud y alegría.
¡Tu vida es demasiado preciosa como para que la desperdicies comparándote con alguien más!
Como te contaba antes, en el viaje de la vida, muchas veces nos podemos encontrar con situaciones que no son lo que esperábamos, que nos impide avanzar a la velocidad que veníamos transitando, y es así cuando necesitamos frenar, reflexionar y recalcular, si seguir adelante a cualquier costo (o al costo de nuestra salud mental) o bien hacer los ajustes necesarios, “el service” que en ocasiones nuestra mentalidad, emociones y reacciones necesitan.
Si necesitas ayuda con éstos temas… ¡Déjame ser tu compañera de ruta en este viaje, conozco el camino y sé que te puedo ayudar!
¡Sin más preámbulos te invito a conocer la Mentoría que desarrollé para poder ayudarte!
¡Dios te bendiga mucho!