Miriam Constante es una mujer de 40 años. Es esposa, tiene hijos llegando a la adolescencia y trabaja en relación de dependencia en una importante empresa multinacional.
Su nombre viene de maryam, y significa “amada de Dios, excelsa, eminente”.
Sin embargo, desde pequeña, ha sufrido baja autoestima, a tal punto de pensar que todo saldría mal, si ella lo hacía. No se explica cómo fue gestando esa personalidad, pero recuerda que sus padres siempre le decían que se esforzara más, que ella podía dar más.
Miriam Constante trataba por todos los medios satisfacer las continuas demandas de sus padres, pero nunca llegaba al “target”, siempre faltaba algo más, y algo más. Ella amaba a sus padres, y ellos la amaban pero la exigencia era tan grande que ese amor se veía opacado.
Un día, hace 10 años, siendo ya esposa y mamá, se dió cuenta que si no rompía ese molde, sus hijos sufrirían lo mismo que ella había padecido: él sentimiento de “no ser suficiente”.
Había algo que se repetía a diario y realmente la ofuscaba: el desorden ajeno. Por más que trataba de comunicarse en tono paciente, su actitud no era la mejor. Ella entendía que hasta que los demás no hicieran él clic, sería difícil que hicieran las tareas como ella decía.
Eso la llevó a reflexionar: ¿Todo se tiene que hacer como yo digo? ¿Por qué? ¿Estoy siendo ejemplo positivo en aquello que quiero lograr? Si una tarea está hecha, pero no como me gustaría que estuviera realizada, ¿es motivo para enojarse o para agradecer?
Ese día tomó una decisión, haría honor a su apellido, sería Constante de verdad y NO Fluctuante.
Entendió que la constancia será lo que transmitirá a los demás su verdadero compromiso con el orden integral y además, sería un ejemplo válido de cómo conducirse en la vida sin taladrar el cerebro con “haz esto o aquello”.
Aparentemente la situación no cambió; pasaron días, semanas e incluso meses, sin embargo, la semilla que ella había decidido plantar, dio su fruto a su tiempo.
La constancia y el ejemplo dieron su fruto más que cualquier reto o actitud impaciente.
Eso lo notó cuando su hijo de 12 años, recogió su ropa sucia, y la llevó al lavadero sin pedirselo. Y no solo eso, sino que llenó el lavarropas y puso una tanda a lavar.
Lo mismo sucedió con su hija, que sin decir nada, junto la basura de todos los lugares de la casa, armó una bolsa grande y la saco.
Su marido, que fue el primero en notar los cambios de Miriam, se interesó mucho más en el proceso y juntos tomaron decisiones de cambio para mejorar la dinámica familiar, para que las responsabilidades no recayeran sobre una misma persona.
Estos cambios le permitieron a Miriam Constante plantearse metas personales (no solo familiares), académicas, laborales y de salud.
Tomó tres grandes decisiones que la ayudaron a trazar una senda ordenada para alcanzar sus deseos.
En primer lugar, decidió tomar solo agua, y reducir la porción de comida, entendiendo cuando comía por hambre o por ansiedad. Es así que busco sustitutos saludables y eliminó de la alacena productos dañinos para la salud propia y familiar.
En segundo lugar, tomó en serio el ejercicio físico. No fue un área sencilla porque nunca encontraba (o daba lugar) a la ejercitación, sin embargo, decidió invertir, compró una cinta caminadora para hacer 40 minutos diarios.
En tercer lugar, decidió sacar todo lo que ocupaba lugar sin sentido en su vida: adornos, ropa, libros, cuadros, basura, etc. No entiende mucho de minimalismo pero si busco reducir al máximo las compras compulsivas. También decidió donar y vender aquellas cosas que están en excelente estado, permitiéndole así obtener un dinero extra para sus nuevos proyectos académicos y laborales.
Estos cambios fueron como un bálsamo mental que le ayudaron a encarar los desafíos de la vida sin tantos rodeos, tratando de eliminar el perfeccionismo para dar lugar a la gratitud y la esperanza de que cambiar es posible.
Sigue luchando aún con el sentimiento de “no ser suficiente”, pero ya no se deja controlar por él. Al contrario, cuando se da cuenta que está apareciendo nuevamente, es cuando se repite a sí misma: “soy valiosa, soy suficiente, y puedo expresar amor incondicional”.
Esa frase, profunda, implica no solo un cambio interno de mentalidad, sino un cambio en la forma de expresarlo. Al decir, “puedo expresar amor incondicional”, ella misma se sitúa en la posición que le hubiera gustado que sus padres estuvieran: aceptando sus errores como aprendizajes, teniendo la paciencia de explicar los procesos, y sobre todo, que él amor no estuviera condicionado a su manera de actuar porque eso afectaba sin dudarlo, a su manera de ser.
Miriam Constante decidió comprometerse con su proceso, entender la mentalidad desde la cual estaba viviendo su vida, y desde la disciplina, hacer los ajustes necesarios para desarrollar una autoestima saludable; no solo por su bien, sino por la familia que la rodea: esposo, hijos, padres, amigos, etc.
De esta historia aprendemos que hay 3 conceptos claves que afectan nuestra vida:
Autoestima: aquello que creemos de nosotras mismas, él aprecio o consideración que sentimos por nuestro ser persona.
Mentalidad: aquella capacidad mental, conjunto de creencias, costumbres, hábitos, a través de la cual pensamos, enjuiciamos la realidad y actuamos en consecuencia.
Disciplina: ingrediente fundamental a la hora de cumplir metas, sueños y proyectos. Sin disciplina todo se hace cuesta arriba.
Si te sientes como Miriam Constante, si algo de esta historia te llamó la atención y crees necesitar ayuda para lograr los cambios, ¡aquí estoy para ayudarte a hacerlos realidad!.
A veces caminar sola, sin dirección, sin saber bien qué se quiere, hace que el recorrido no esté claro y por ende, es factible que tires la toalla antes de tiempo.
Ahora bien, te hago una pregunta: ¿Te gustan los regalos? Porque ¡tengo un regalo para ti! Son las primeras 32 páginas de mi libro “¡Chau Desorden!” y por el título, quizás pienses que solo hablaremos de cómo ordenar, SIN EMBARGO, nada más lejos de la realidad: estas primeras 32 páginas te ayudarán a dar el puntapié inicial en el camino hacia vivir una vida en orden DESDE ADENTRO HACIA AFUERA. ¡Así que NO tienes excusas!
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¡Dios te bendiga mucho! Con cariño,
✨CIN✨