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Siempre que termina un año, podemos sentir el sinsabor de aquellas metas no realizadas, sueños postergados y planes cancelados. Sin embargo, algo que me gusta recordar con frecuencia, es que puedo seguir trabajando en aquello relevante para mí, más allá de que el calendario marque “diciembre”. Que termine un año no significa que tus metas caducaron, sino que tienes por delante nuevas oportunidades de realizarlas o cambiarlas. Es fundamental visualizar aquello que SÍ pudimos hacer y estar agradecidas por ello. A continuación te comparto una serie de aprendizajes sobre orden y productividad que me ayudaron este año:
1. Menos es más: Los beneficios de simplificar
Cada vez que algo ingresa en nuestro hogar y en nuestra vida, ocupa un lugar. Mientras más cosas tenemos, más cosas tendremos que mantener. Por eso es clave “simplificar” y quedarnos con lo realmente relevante en nuestra vida. Es muy sabio también aprender a decir “no” a aquellos compromisos que prometen llenar tu agenda.
Cómo aplicarlo:
– Revisa tus compromisos actuales y evalúa cuáles son esenciales.
– Dedica tiempo a organizar y depurar tus espacios físicos y digitales.
– Adopta una mentalidad minimalista: más calidad, menos cantidad.
2. La importancia de priorizar el descanso
Descansar también es ser productivo, aunque muchas veces se piense lo contrario. Cuando descansas, le das la posibilidad a tu cerebro de recargar energía, le das ese respiro necesario para seguir adelante. El descanso no debería verse como un lujo sino como una necesidad para rendir mejor en cada área de la vida.
Cómo aplicarlo:
– Sé intencional en los tiempos de descanso, agendalos.
– Establece límites saludables entre tu vida personal, lo laboral y las redes sociales.
– Practica actividades que te motiven como salir a correr, leer o escribir.
3. La organización y la flexibilidad son fundamentales
A veces parece sumamente difícil planificar, organizar y conservar la flexibilidad, porque tendemos a hacer rígidas las estructuras para “que funcionen”. Sin embargo, eso puede agotarnos hasta el hastío. Planifica pero mantente atenta a los imprevistos, que pueden surgir en cualquier momento del día, y acepta que no todo está bajo tu control. Es realmente liberador si lo haces.
Cómo aplicarlo:
– Dedica tiempo a planificar tu año y mes a mes.
– Crea rutinas diarias de orden y limpieza.
– Deja espacio en tu agenda para imprevistos.
4. Agradece los pequeños logros obtenidos
Algo hermoso pasa en nuestra mente y corazón cuando contamos nuestras bendiciones para agradecer. Hacemos consciente todo aquello que subyace en el interior y de esa manera, comenzamos a disfrutar de lo que logramos en el año, así nos parezca mucho o poco.
Cómo aplicarlo:
-Haz una lista de los logros obtenidos este año.
-Celebra cada uno de ellos.
-Registra las metas que tienes y los avances que has logrado para mantenerte en carrera.
Estas lecciones que te comparto son las que aprendí de manera intencional este año y me ayudaron a vivir con más equilibrio y consciencia de lo que fui logrando. El verdadero desafío es mantenerlas presentes y aplicarlas, cada día de nuestra vida, para evitar el estrés. Antes de despedirnos, te invito a reflexionar en las siguiente preguntas, que pueden servirte para iniciar tu balance anual:
- ¿Qué lecciones sobre orden y productividad aprendiste tú?
- ¿Qué logros te parecían difíciles de lograr y pudiste llevarlos adelante?
Comparte tus pensamientos en los comentarios o lleva esta reflexión a tu próxima sesión de planificación anual conmigo. Juntas podemos construir un próximo año lleno de intención y equilibrio. ¡Viajemos hacia un futuro con más orden y productividad!
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